lunes, 17 de septiembre de 2012

El yin y yang de la pared

El yin y yang son dos conceptos del taoísmo, que exponen la dualidad de todo lo existente en el universo. Describe las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas. El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración.


Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista.


Principios

El yin y el yang son opuestos. Todo tiene su opuesto, aunque éste no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang. Por ejemplo, el invierno se opone al verano, aunque en un día de verano puede hacer frío y viceversa.

El yin y el yang son interdependientes. No pueden existir el uno sin el otro. Por ejemplo, el día no puede existir sin la noche.

El yin y el yang pueden subdividirse a su vez en yin y yang. Todo aspecto yin o yang puede subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente. Por ejemplo, un objeto puede estar caliente o frío, pero a su vez lo caliente puede estar ardiente o templado y lo frío, fresco o helado.

El yin y el yang se consumen y generan mutuamente. El yin y el yang forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva transformación. Por ejemplo, el exceso de vapor en las nubes (yin) provoca la lluvia (yang).

El yin y el yang pueden transformarse en sus opuestos. La noche se transforma en día, lo cálido en frío, la vida en muerte. Sin embargo, esta transformación es relativa también. Por ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez coexisten en lados opuestos de la tierra.

En el yin hay yang y en el yang hay yin. Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario. Por ejemplo, una semilla enterrada soporta el invierno y renace en primavera.


Como podréis imaginar yo no soy una experta del yin y yang, estas definiciones han sido sacadas de la Wikipedia y probablemente, si seguimos ahondando en la materia, encontraremos mucha información sobre ello. No se puede resumir toda una filosofía en unas cuantas líneas, así pues… yo os lo dejo a cada uno, que cada cual profundice tanto como quiera.

Por otro lado, yo os dejo mi punto de vista personal, mi propio yin y yang, el que yo he buscado para que me dé ese equilibrio… el que yo he pintado en la pared para que me ayude a reflexionar cada vez que lo mire… aquél en el que dentro de ese equilibrio se pueda contemplar el caos, precisamente esa connotación que nos muestra que el uno no puede existir sin el otro… un yin y yang de colores suaves que relajan y curvas sinuosas que excitan… un todo, una parte en el todo, el todo de una parte… el mío.

¿No os parece que podríamos encontrar cualquiera de los principios del yin y yang en nosotros? Con sus diferentes interpretaciones, con cada visión particular, yo me atrevería a decir:
-          Opuestos: mi pareja.
-          Interdependientes: mi madre y mi padre.
-          Se subdividen: mis hijos.
-          Se consumen y generan mutuamente: mi cuerpo y mi mente.
-          Se transforman en su opuesto: dependiendo del momento, a veces la alegría se torna en tristeza, el pesimismo en optimismo, la fragilidad en dureza, la valentía en miedo.
-          En el yin hay yang y viceversa: como mujer que soy, creo que a veces aflora en mí esa parte masculina.

Y el tuyo… ¿cuál es?

Así creció el mío, hasta ser el que hoy es… lo que no quiere decir que sea así eternamente, porque igual que yo, evoluciona, cambia, se modifica, se crea de nuevo, renace… no es inerte, tiene vida… tanta como le quiera dar... pero hoy, está tranquilo.





sábado, 25 de agosto de 2012

Hoy es uno de esos

Hoy es uno de esos días que querrías que no existiera, uno de esos días que borrarías si pudieras, uno de esos días en los que hubiera sido mejor no levantarse y encerrarse en una armadura inaccesible por nadie, ni por nada.


Hoy es uno de esos días en el que no ves nada bueno a tu alrededor, no encuentras nada por lo que sonreír, uno de esos días en los que todo es absurdo, carece de sentido y no hay nada que merezca la pena.


Hoy es uno de esos días en los que salió el sol, pero no sirvió para nada; sólo para alumbrar una realidad que por más que intentas esconder, resurge, te mira frente a frente y se ríe en tu cara… diciéndote “¿qué pretendes? ¿por qué te engañas?“.

Hoy es uno de esos días en los que no ves avance, no ves progreso, no ves nada… te levantas con un pensamiento… ¿o era quizás sólo una idea? Y de repente algo “te pone en tu sitio” y entonces te das cuenta, todo ha sido en vano… era una percepción equivocada.

Hoy es uno de esos días en los que lees tus palabras del día anterior y te dices “¡puf! ¡pero si no te crees nada!”; tu moral está por los suelos, tus ganas se han esfumado, tu motivación está a cero y todo lo ves negro como las profundidades del océano.

Hoy es uno de esos días en los que gritas, gritas… gritas muy alto pero nadie te oye, nadie te puede ayudar, cualquier intención será inútil y cualquier intento acabará ahogado; uno de esos días en los que además de todo, sólo consigues hacer daño.

Hoy es uno de esos días en los que lloras, tienes el alma encogida, el corazón te late a mil por hora, te falta el aire, te asfixias y tus lágrimas recorren tu rostro, pero lejos de limpiar la ansiedad que te invade, confirman los imposibles que no están a tu alcance.

Hoy es uno de esos días en los que ni siquiera correr te empuja a seguir adelante, uno de esos días en los que caes y no quieres levantarte, uno de esos días en los que por mucho que corras, no huirás a ninguna parte.

Hoy es uno de esos días en los que te has roto, cual muñeca de porcelana.



viernes, 13 de julio de 2012

Ya está donde el quería... al sol del madroño

Hace poco más de un año que recibía un correo con este “asunto” y empecé a escribir esta entrada.

Por unas cosas y otras, allí se quedó, en mi PC sin salir a la luz. Hoy, pasado todo este tiempo, la vuelvo a retomar y no sé por qué precisamente ahora… estos días atrás me rondaban pensamientos, era una sensación y al final por algún motivo que desconozco, me acordé de nuevo. Así es que voy a intentar no modificar mucho de esa entrada original que no salió al sol en aquél entonces, voy a intentar mantener aquellos sentimientos.

Estas líneas no relatan una experiencia cotidiana, no es algo alegre, ni siquiera probablemente sea bonita… sino todo lo contrario, se debe a un hecho vivido puntualmente y que no volverá a repetirse, lo que no sé cómo encajar, si es bueno o malo… ojalá y no hubiera ocurrido nunca, pero si volviera a ocurrir significaría que todavía estaría aquí. De cualquier forma, es triste.

Fatídico, horrible e inevitable 30 de mayo de 2011.

Ese día y ese hecho, me hicieron reflexionar y apreciar esas cosas de la vida que a veces no percibimos, de las que no nos percatamos, no pensamos en ellas, están ahí y las damos por sentado: “es lo normal”. Pasan, van y vienen, a veces les llamamos, otras estamos largo tiempo sin saber nada de ellos, no se cuidan lo suficiente y al final, acabamos lamentándonos… esto, algo tan cotidiano como es un AMIGO.

Esto es para ti Fermín. El Caballero por excelencia, siempre atento, correcto, dulce... eras la eterna sonrisa, aunque a veces podías ser muy picajoso con nosotras y nos hacías rabiar con tus boberías machistas, nos sacabas de quicio y cuando estábamos al borde del colapso, a punto de explotar... esa sonrisa tuya aparecía para borrar cualquier duda, para calmar nuestro enfado y al final, un abrazo enorme y el truco de no “hacerte ni caso”. Todo un encanto.


Podría estar describiéndote en miles de páginas, pero hoy quería dedicarte un ratito y dirigirte algunas palabras, recordar algunos momentos y cómo es lo habitual, pues no nos damos cuenta hasta que ya no hay remedio, decirte cuánto me arrepiento de no haber estado contigo con más frecuencia.

Cuando empecé esta entrada, me estaba siendo muy difícil dirigir todo lo que sentía, pues recuerdo que las lágrimas inundaban mis ojos y me impedían verte con claridad. Hoy me es más fácil, a todo te acostumbras Fermín, es triste pero es así, como dice la canción de Estopa “si duele un recuerdo, te cura el olvido” y es que es cierto, nos acostumbramos a todo y se nos olvidan las cosas, las personas… simplemente nos olvidamos. No sé cuánto tiempo fue... ¿5 años o más? Se pierde la noción del tiempo y me parece que esto no ha ocurrido y que era ayer cuando estábamos en alguna fiesta de la universidad, de viaje por Cádiz o simplemente en tu casa, en la piscina, cerca de ese madroño.


Lo que empezó con una simple lesión muscular que tardaba en curarse... el gemelo o el aquiles, no estoy segura, pero que no pintaba nada bien, era raro, extraño y algo estaba pasando... conjeturas a nuestro alrededor, preguntas sin respuestas, ¿por qué una lesión podía generar tanta preocupación? Y al final, tu propia historia y todas las sospechas, acabaron haciéndose realidad... ¡qué cruda y triste realidad! ¡qué duros pueden llegar a ser algunos momentos o algunas noticias! Pero no Fermín, no éramos del todo conscientes de lo que aquello suponía, intentamos no hacerle caso, que todo fuera natural pero conocíamos el final… ese final que no queríamos asumir.

Cabreos, injusticia, desasosiego, maldiciones... recuerdo que aquello desató todo un conjuro de improperios por nuestra parte, impotentes por no poder hacer nada, no quedaba otra y mientras tanto, ¿qué pasaba por tu cabeza? ¿y tus sentimientos? Allí estabas, con tu cabeza fría, consecuente, con toda tu entereza, optimista, dispuesto a combatir en esa batalla con la esperanza de ganarla, “seguro que hay alguna solución” y tú le quitabas importancia al asunto, nos animabas para que no nos preocupásemos... "pero ¿qué me estás contando?".

Y es que aunque todos sabemos que llegará nuestro final, que vivimos con eso y como dice el dicho, es lo que hay, tú conocías su “caducidad”. Eso es muy duro y se necesita mucha fuerza para seguir adelante, vivir, tener esperanza, no tirar la toalla, no derrumbarse. ¡Qué bonita palabra “la esperanza”! Y es cierto que has tenido tus momentos, momentos muy complicados, nuevas noticias, pocas soluciones, momentos en los que te venías abajo ¡ya me dirás tú quién lo habría resistido!

Aquello avanzaba, se veían sus progresos, el enemigo avanzaba en el campo de batalla y te iba ganando terreno. Pero tú nunca tiraste tus armas, nunca te rendiste, luchaste hasta el final como nadie, hasta el último momento y nos diste una gran lección. Una lección que muy pocas personas podrán superar nunca... ¡qué grande fuiste y serás Fermín! Mantuviste la cabeza fría en todo momento, tomaste decisiones en momentos en los que es imposible pensar. Supiste disfrutar cada instante, nada te paró, aprovechaste todos esos pequeños placeres y detalles de la vida, porque supiste valorarlos como nadie, viajaste hasta en las peores condiciones, leías o ibas al cine con tus amigos y siempre te acompañó aquella maravillosa sonrisa.

Y disfrutamos mucho contigo Fermín, los niños te adoraban, cada vez que te visitábamos nos regalabas tu amabilidad, tus sueños, tu esperanza, tu optimismo, tus abrazos y besos… tu sonrisa Fermín. Y hoy te echamos mucho de menos. Hasta el último minuto, hasta el último segundo… llamaste a tus amigos cuando sabías que había llegado el momento y te despediste como un gran guerrero, como un gran señor, como el Gran Caballero que fuiste.

Y aquél 31 de mayo en el que me despedí de ti, sabía que estarías conmigo hasta el final, porque yo te lo prometí y tú cumpliste tu parte. Tu recuerdo me acompañó en muchos entrenamientos, la lección que nos habías dado tenía que ser correspondida de alguna forma y al final, tus fuerzas me llevaron hasta la meta con lo que tú te ganaste ese km 42 de NY.

Y estoy segura de que ese madroño crece cada día con fuerza, con alegría, sano y con una vitalidad envidiable… porque sin lugar a dudas es el madroño más bonito que pueda existir.


Gracias Fermín porque nos enseñaste grandes cosas, por tu compañía, por tu fortaleza y por lo que nos trasmitiste, por compartir tu historia con nosotros, por estar ahí, por ser como fuiste... gracias por tu amistad.

Para siempre.

jueves, 31 de mayo de 2012

Una de arena

Bueno… hoy toca “una de arena”.
Mi entrada anterior, algo más triste, quizás más negativa… “esa de cal”, se va, se desvanece y deja paso a algo más positivo.
Quizás no parezca importante, quizás pueda parecer una tontería, pero para mí ha sido muy gratificante, un regalo, un premio y gracioso… el encontrarme fotografiada y “plasmada” en una revista de running.
Así es que, no tengo más que agradecer a la persona que ha realizado las fotos, que pensó que yo podría ayudarle en un pequeño cometido que le habían encargado, fotografiando a alguien entrenando, el que haya hecho realidad este pequeñín sueño… vamos a ver, siendo sincera, nunca me planteé salir en una revista… esto simplemente ha sido algo “que el futuro me ha brindado”, así es que, elijo disfrutar de ello y seguir luchando hacia adelante… porque siempre hay “algún motivo para hacerlo”.
Gracias Sebas… porque tus fotos siempre son maravillosas, sean o no de corredores, sean de paisajes, sean objetos inertes que “desatan vida”, animales o flores… me ha encantado esta experiencia.
Gran fotógrafo y persona, no dejéis de visitar sus blogs (Sebastián Navarrete).




viernes, 11 de mayo de 2012

Mediocre

El hombre mediocre” es un libro del sociólogo y médico ítalo-argentino José Ingenieros, publicado en el año 1913.
El mediocre
El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.
Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición (aquí se ve en parte la idea positivista de la época, el hombre como receptor y continuador de la herencia biológica), sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el hombre mediocre entra en una lucha contra el idealismo por envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí.
El idealista
El idealista es un hombre capaz de usar su imaginación para concebir ideales legitimados sólo por la experiencia y se propone seguir quimeras, ideales de perfección muy altos, en los cuales pone su fe, para cambiar el pasado en favor del porvenir; por eso está en continuo proceso de transformación, que se ajusta a las variaciones de la realidad. El idealista contribuye con sus ideales a la evolución social, por ser original y único; se perfila como un ser individualista que no se somete a dogmas morales ni sociales; consiguientemente, los mediocres se le oponen. El idealista es soñador, entusiasta, culto, de personalidad diferente, generoso, indisciplinado contra los dogmáticos. Como un ser afín a lo cualitativo, puede distinguir entre lo mejor y lo peor; no entre el más y el menos, como lo haría el mediocre.
Del capítulo primero del libro, se extraen estas frases:
      Hay cierta hora en que el "pastor" ingenuo se asombra ante la "naturaleza" que le envuelve.
      La inmensa masa de los hombres piensa con la cabeza del pastor; no entendería el idioma de quien le explicara algún misterio del universo o de la vida, la evolución eterna de todo lo conocido, la posibilidad de perfeccionamiento humano en la continúa adaptación del hombre a la naturaleza.
      "Indiferentes" ha llamado Ribot a los que viven sin que se advierta su existencia. La sociedad quiere y piensa por ellos. No tienen voz sino eco.
      Nuestra vida no es digna de ser vivida sino cuando la ennoblece algún ideal.
      Producto de la costumbre, desprovisto de fantasía, ornado por todas las virtudes de la mediocridad, llevando una vida honesta gracias a la moderación de sus exigencias, perezoso en sus concepciones intelectuales, sobrellevando con paciencia conmovedora todo el fardo de prejuicios que heredó de sus antepasados.
      El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad.
      Sin la sombra ignoraríamos el valor de la luz.
      Todos los enemigos de la diferenciación vienen a serlo del progreso; es natural, por ende, que consideren la originalidad como un defecto imperdonable.
      Pues la civilización sería inexplicable en una raza constituida por hombres sin iniciativa.
      El mediocre no inventa nada, no crea, no empuja, no rompe, no engendra; pero, en cambio, custodia celosamente la armazón de automatismos y prejuicios y dogmas acumulados durante siglos, defendiendo ese capital común contra la asechanza de los inadaptables.
      Lo que ayer fue ideal contra una rutina, será mañana rutina, a su vez, contra otro ideal.
      En todos los tiempos y lugares el que expresa su verdad en voz alta, como la cree, lealmente, causa inquietud entre los que viven a la sombra de intereses creados.
      La rutina es el hábito de renunciar a pensar.

A veces tengo dudas de dónde estoy… A veces me siento confundida, todo a mi alrededor es confuso, me cuesta situarme, me cuesta seguir, no puedo salir… no lo veo, no veo más allá de mis pensamientos, me vengo abajo, voy cayendo en un pozo oscuro y no entiendo por qué.
Y nunca es suficiente.
Nada, no hay nada… y sin embargo hay tanto, tantas cosas por las que luchar, por las que vivir, por las que disfrutar… pero ¿por qué? No encuentro las fuerzas, no tengo ganas, no me apetece… y necesito una respuesta, pero ¡no sé dónde buscarla! Y me taladra, esa palabra me machaca, me golpea una y otra vez, no me deja… me ahogo, quiero respirar, no me gusta… y el reflejo del espejo me devuelve constantemente lo mismo… ¡mediocre!
Quizás yo tenga dudas sobre mí misma… pero qué fácil es reconocer al mediocre que está ahí, que me rodea, cerca, a mi lado… ¡y me dan ganas de gritar! ¡sólo quiero gritar! Y pienso… aléjate de él, que no te importe, que no te influya, que no te afecte… simplemente, no merece la pena… no vale nada.
¡Oye mediocre! Para ti tu vida y tu mediocridad… vete, no vuelvas, no te dirijas a mí, no me mires, no me hables… ¡aléjate!
Conócete a ti mismo”, Sócrates
Mediocridad
Sentir este dolor en el pecho,
un dolor agonizante,
un dolor de desprecio a uno mismo.
Este maldito dolor que llaman mediocridad,
es exactamente saber que no eres.
NADA
Y que no tienes NADA QUE OFRECER hacia el mundo,
y lo que más duele saber que hay gente ahí afuera esperando cosas de ti.
¿Qué podría ser yo?
No soy inteligente, soy inútil,
no soy astuta, soy lenta,
no soy solidaria, soy egoísta.
¿Qué se puede esperar de alguien como yo?
Alguien que ni siquiera tiene ganas de gastar el espacio.
¿De qué le sirve alguien como yo a la humanidad?
De absolutamente nada.
Yo no vine al mundo a nada más que para que sea más claro aún que lo vale y no,
me uno al montón de los seres sin razón,
me uno al montón de los seres sin utilidad,
me uno al montón de los seres que ni siquiera lo mejor que hacen lo hacen bien.

Autor: Firenze (Seudónimo)

lunes, 2 de abril de 2012

A mi ahijada

Este cuento comienza una tarde de octubre madrileña, aunque en un lugar habitual y aparentemente poco especial, resulta que la magia sobrevolaba los alrededores y algo muy importante se cernía en aquellos instantes.

Los colores dorados y rojos inundaban aquel otoño, una atmósfera cálida y dulce les envolvía en un halo de romanticismo. No era un otoño muy lluvioso, tan solo un fino velo de gotitas frescas se extendía por las calles y los campos, pero permitía a los corazones mantenerse limpios, arrastrando todo vestigio de tristeza que pudiera detenerles frente a su objetivo.

Fue así como sucedió. En esa tarde romántica, fresca y pura, se cruzaron dos espíritus tan diferentes pero con tanto en común, que la mezcla se materializó en un sueño. Ellos no lo sabían, pero en ese momento el universo entero giraba en torno a aquel momento, los astros se alinearon, las estrellas se iluminaron, la tierra tembló y el mar se agitó, el tiempo se paró un segundo y la magia que por allí pasaba, se posó sobre ellos.

Comenzó un intenso viaje, nueve primeros meses, con curvas llenas de preocupaciones, algunos baches de incertidumbre, rectas de alegría y esperanza. Días de dudas, noches de ilusiones, horas y minutos eternos, implacables ante un cometido que no daba opción a la improvisación. Siempre presente una incógnita “¿cómo será?”, siempre una oración constante “que todo salga bien” y siempre un baile de nombres alrededor de aquella florecilla que estaba a punto de ver la luz.

A las 11:00 de la mañana del 20 de junio de 2011, la incógnita se despejaba. El viaje continuaba ahora en compañía de una pequeña princesa que llevaba aquel toque otoñal, de piel dorada como las hojas, de labios carnosos y rosados, con unos ojos grandes y negros como la intensidad del universo, con la frescura de aquel manto cristalino que fue dejando la lluvia. Desde las profundidades del mar llegó Marina, con fuerza, con garra y llena de alegría, tocada por las estrellas que se iluminaron aquel día.

Y parece mentira que desde entonces hayan pasado otros nueve meses. Seguro que en esta ocasión el viaje se ha hecho menos pesado, más llevadero porque ha sido compartido entre varios pasajeros que todos los días disfrutan de ella. Pero esto es sólo el principio porque nuevas curvas se van trazando, otros baches se van saltando, tantas y tantas rectas que recorrer… y es que tenéis que saber que este no es un viaje fácil. Unos días habrá risas, otros días habrá llanto, el dolor y la alegría se batirán en duelo. Habrá momentos en los que os sentiréis mareados, débiles y creeréis que las fuerzas os abandonan, pero será entonces cuando seréis testigos de que nada es imposible, que con vuestro amor todo soportaréis y siempre unidos todo lo superaréis. Os sorprenderá vuestra capacidad de levantaros tras tantas caídas porque vuestra mayor fuerza está en ella misma, cuando la miréis, la abracéis o la beséis… y cuando os sonría, seréis invencibles y nada os podrá parar ante la vida.

Amigos míos, disfrutad de este viaje en el que sin duda aprenderéis.

Yo creo que Marina tiene suerte de teneros a su lado. Ese carácter positivo y a veces un poco alocado, la alegría y la lozanía de su madre… ese carácter tranquilo y callado, la paciencia y el saber escuchar de su padre… hacen la mezcla perfecta que complementa el camino que se extenderá bajo los pies de la pequeña Marina, hoy bebé, después niña, será adolescente, un día una joven bella y linda, hasta convertirse en la mujer llena de valores que vosotros durante todo el viaje le habréis puesto en su particular maleta.

Perdonadme que me atreva a deciros que vosotros también tenéis suerte. Por poder vivir esta experiencia y ser partícipes de esa evolución, por poder disfrutar de esta pequeña joya que tendréis que ir modelando. Escribiréis su historia para siempre en vuestro interior y quedará grabada en vuestro corazón, sudor y lágrimas serán el reflejo de este esfuerzo, pero habrá merecido la pena porque no hay mayor tesoro que tener a Marina con vosotros.

Ella siempre será vuestra niña, ella siempre será especial.

Y yo lo sé, porque tengo mucha suerte de teneros cómo amigos. Me considero afortunada por estar hoy aquí compartiendo con vosotros estos momentos, porque os conozco y os quiero, me habéis hecho sentir especial. Habéis depositado vuestra confianza en mí, porque siendo Marina lo más importante en vuestras vidas, habéis querido compartirla conmigo para poder formar parte de su historia. Ese ha sido un gesto muy grande.

Quiero que sepáis que estaré siempre dispuesta a ayudaros con esa maleta, espero poner en ella cosillas que la ayuden a hacer más divertido y fácil ese viaje, que un día de otoño decidisteis emprender.

Que la suerte os sonría siempre, os deseo lo mejor a los tres.



jueves, 8 de marzo de 2012

Una letra


Hoy simplemente una letra de una canción que he leído en el “muro“ de una amiga… y es que me ha parecido muy bonita.
Quiero compartirla con vosotros.

La tierra parece estar quieta
y el sol parece girar,
y aunque parezca mentira
tu corazón va a sanar.
Va a sanar.
Va a sanar.
Y va a volver a quebrarse
mientras le toque pulsar.

Y nadie sabe por qué un día el amor nace
ni sabe nadie por qué muere el amor un día,
Es que nadie nace sabiendo, nace sabiendo
que morir, también es ley de vida.

Así como cuando enfríe
van a volver a pasar
los pájaros, en bandadas,
tu corazón va a sanar.
Va a sanar.
Va a sanar.

Y volverás a esperanzarte
y luego a desesperar
y cuando menos lo esperes
tu corazón va a sanar.
Va a sanar.
Va a sanar.
Y va a volver a quebrarse
mientras le toque pulsar.

Jorge Drexler

lunes, 13 de febrero de 2012

Cuenta atrás

Esta semana no tengo mucho que decir, no tengo mucho que aportar… aunque claro, aún estamos a lunes.

Sin embargo para mí es una semana importante… sé que voy a estar nerviosa, sé que me va a costar controlarme, intentaré respirar, relajarme… sé que lo voy a pasar en grande, que será una experiencia única, que será un gran viaje y con una compañía fantástica.

Pero no puedo evitarlo, siempre me pongo muy nerviosa cuando tengo que enfrentarme a cosas importantes, así es que… muchas gracias a todos mis amigos y familia que me están apoyando, aguantando, dando ánimos… cómo dirían los toreros “¡va por ustedes!”.

Y sobre todo, gracias a ti por estar siempre ahí, a mi lado, cerca, próximo, piel con piel… por todo lo que me dedicas y me das… quiero compartir estas dos canciones que me has dedicado que tienen un significado y un valor incalculable, cómo lo que siento por ti.

Comienza la cuenta atrás.